Saturday, December 29, 2012

Perdiendo... ¿peso?

Creo que no he comentado aquí que mi deseo de aceptación ha hecho que gaste mucho dinero en tratar de 'comprar' amor, aceptación, cariño, etc. Y, lógicamente, esto es imposible. Cada una de esas ocasiones, que no han sido pocas, ha terminado en desengaño, en desilusión, en más dolor y en más culpa y depresión.

Mi sobrepeso es un tema doloroso. Llegué a la conclusión que, inconscientemente, subí de peso para lograr alejar a mi abusador. ¡Y funcionó! El 'señor' odia a las gordas y por ende decidió, seguramente, buscar otra víctima más deseable. 

Pero mi sobrepeso nunca me abandonó. La comida se hizo mi mejor amiga mientras trataba de sobrevivir en una adolescencia donde ser delgado es imperativo para ser aceptado en los círculos populares. 

Y luego, traté de suicidarme a paso lento;  comiendo más de la cuenta siempre, dándome atracones y muriéndome de la culpa después. No funcionó, afortunadamente.

El resultado de esta situación ha sido una salud deficiente que ha venido a añadirse a mis dificultades emocionales, y no ayuda en nada los comentarios inocentes de familia, amigos y conocidos que siempre tratan de 'aconsejarme' que pierda peso. 

¿Por qué hablo de esto ahora? La razón es la 'inversión' estúpida que hice hace unos meses en un 'tratamiento' para adelgazar. Me dejé llevar tontamente por la promesa de que adelgazaría en unos pocos meses con dicho producto. Era mucho dinero pero no me importó, lo que importaba era poder llegar a ser, sin mucho esfuerzo, lo que los demás esperaban de mi. Delgada y bella por fuera para que se acercaran a mi y no les diera verguenza que los vieran en público conmigo. O eso es lo que mis demonios siempre me han hecho pensar.

Por supuesto, al poco tiempo dejé de aplicarme el producto pues no tuve la fuerza de voluntad para seguir y no miraba los resultados deslumbrantes que me prometieron. No importando si termino el tratamiento o no, SI debo pagar por él. 

Así que ayer me presenté en sus oficinas para pagar la cuota mensual y no atrasarme. Me recibió con mucho 'cariño' mi 'asesora'. Y en ese momento recordé que en una de las 'sesiones' de medidas y peso ella me preguntó cómo estaba. Era uno de esos días difíciles, de bajón, con depresión. Creí que talvez ella podría comprender mi calvario y le comenté de mi depresión. ¿Su respuesta? Un sermón de que debía ser positiva, que lo pasado es pasado... etc. Que así no iba a llegar a ningún lado.

Como buen avestruz, escondí la cabeza bajo la tierra y no dije nada. Le agradecí y me fui.

Ayer, sin embargo, vine a caer en la cuenta que mis esfuerzos de tantos años por adelgazar no han dado resultado por una única e inmensa razón: Mi cambio debe ser de adentro hacia afuera.

No puedo cambiar lo de afuera si no he sanado por dentro. Y ése es el énfasis que las personas le han dado a mi 'problema'. Debes cambiar tu apariencia, me dicen. Eso hará que tu autoestima crezca y que seas más feliz. 

Pero no es así, mi baja autoestima no es resultado nada más del sobrepeso. La raíz de mi problema es mucho más compleja y no se 'cura' con detallitos.

Ahora que he tenido esa 'revelación' me he propuesto buscar esa ayuda necesaria para 'sanar' mi interior'. 

Sé que haciendo eso, todo lo demás será una consecuencia de mi proceso de recuperación. :)


No comments: